Es momento de tomar el volante nuevamente. Es momento de dimensionar
lo que realmente es y no lo que pretendo que sea. Suponer recostarse en las
vueltas que la nostalgia envuelve y sobrecoge cada nervio. Consume toda idea de
racionalidad. Estamos parados como tratando de ir contra el tiempo. Verdaderos
sentidos anacrónicos persiguen las agujas de nuestros relojes. Volviste, te
desvaneciste y por último no quiero ser parte de la sombra que me rodear tu
aroma. No quiero vivir de los inocuos colores que un día dejamos en un lienzo.
No somos quienes escribieron la misma historia. No soy lo mismo que por tanto
deseé aprisionar. A pesar de que quiero escuchar que aún tengo cobija entre el
altar de tus manos, las huellas aparecen con las heridas adjuntas. Nuestro
retrato decae con los mismos degradantes que lo hundieron. Mentiría si dijera
que puedo enfrentarme a ver derrumbar la revuelta. Somos fantasmas oscilando en
la dirección contraria, mientras buscas volver a vivir, yo espero dar al fin el
paso definitorio; el paso que me comprima de todo…El paso que me lleve al lugar
donde lo que eras ya no es ni será. Por más que quiero aferrarme a lo que
recorrí, el camino se desfiguró. El camino ya no existe.