Si tuviera la oportunidad de cambiar, creo que dejaría todo tal cual fue. A pesar de desesperarme en busca de algo que remplace el aroma que dejabas en mi cama, no creo poder encontrar respuestas en nada.
Cuando finalmente me digo a mi mismo, que a pesar que tú no lo desees, para mí esto es eterno. Logre escribir el sentimiento que me hacías sentir en lo más profundo de mi ser. A pesar de que la paciencia me tome completamente y me haga desintegrar la esperanza, solo me quedo con los sueños. Y las promesas son solo recuerdos.
Desperté hoy, muy temprano, después de un sueño pesado, y difícil. No sé qué pasa que me da tanta angustia, pero soñé la muerte de mi abuelo. Recibí una llamada que me explicaba que se había ido quien le dio vida a mi padre. No sé porque no me pude alejar del sueño en ningún instante, y llore mientras dormía de manera desesperada. Al despertar me alivio revisar mi teléfono y ver que todo era mi mente.
Me extrañó tanto ver mi almohada llena de lágrimas, y que luego mi papa me despertara de nuevo porque mientras dormía, lloraba desesperadamente.
Simplemente luego cerré los ojos, y vino a mí el reiterativo sueño pleno. Cuando llegas ahí, entre las sabanas desnudas, confundiendo tus pies con los míos, dándome la espalda, pidiendo un abrazo completo, que cobije todos tus miedos. Por un instante mientras estaba ahí, hundido en esa emoción, algo le dijo a mi mente que sería el último momento que estarías ahí. Desesperadamente te abrace tan fuerte, y trate de que cada milímetro de mi cuerpo sintiera tu piel. Así como antes desesperadamente te abrazaba, por el miedo a perderte.
No sé qué paso conmigo, pero sentí primero, cuando mi abuelo se iba, que tú estabas conmigo abrazándome, y tal vez sin entender, dándome el aliento madre que me pudiera dar la fuerza.
Y luego apareciste ahí confundiendo mi realidad, compartiendo el calor de tu espalda conmigo. Estaba tan ciego mientras dormía, que no podía ver que era falso. Y como escribí anteriormente siempre sentí, que sería la última vez que estarías ahí.
No sé cómo dejar de vivir con recuerdos. A veces quisiera extirpar todas estas emociones que me rodean, y simplemente dejar de sentir. No entiendo porque mi cabeza no se cuida a ella misma, y te saca de mis sueños. No entiendo qué es eso que me hace recordar cada vez que llega un martes, que hace ocho semanas comenzaste a ser un recuerdo.
Hace ocho semanas me pregunto porque no pudimos coordinar nuestro sentir y tuvimos que sucumbir ante el miedo de forzar la relación.
Me pregunto porque no pude evitar llegar a decirte el último adiós. Porque no pude evitar ser lo horrible que fui.
Cada martes, viene esta angustia, que me toma de sorpresa. Que elude todos los otros fragmentos de mi vida.
Que hice para sentir esto? Como hago para aprender a vivir, sabiendo que desde hace ocho semanas eres solo, el mejor recuerdo que puedo retener.
Porque no te puedo retirar de cada foto en que tu perfil me besó?
Es tan difícil viajar entre esta angustia, y a veces preguntarme qué hacer. Ya se me escapo de las manos. De manera tan simple puedo resumir que ahora me estoy enamorando de cada sueño que viví contigo. Que adoro cada momento que vi el mar rodeándote.
Mientras todas esas olas pasaban cuando vi el océano hace unas semanas, vi nuestros sueños sumergidos. Vi cada grito, y cada vez que hicimos el amor, y luego me hacías sentir lo más maravilloso para ti.
Durante minutos, el mar y yo hablamos de ti. Y me pregunte tantas veces porque no pudimos hablar los tres, como lo hacíamos antes.
Amo cada momento que apareces en mi mente y no lo entiendo. Cada momento que entre la gente veo algo que me recuerde que un día eras tú la que me acompañaba.
Me siento tan solo al saber que esto solo me sucede a mí, mientras me encierro en este lugar para dejar mis lágrimas caer.
No hay comentarios:
Publicar un comentario